miércoles, 11 de mayo de 2016

EL PUEBLO DE ISRAEL

Los descendientes de Jacob vivían felices en Egipto con el permiso del faraón.
Pero llegaron nuevos faraones que convirtieron a los hebreos en sus esclavos; 
los sometieron a trabajos muy pesados e incluso no les permitían tener hijos varones.
Pese a ello un niño hebreo, Moisés, consiguió ser salvado por una princesa egipcia. 
Cuando fue mayor se dedicó a proteger a sus hermanos de raza y 
por eso tuvo que huir del país.
Se escondió en el desierto. Allí se casó y se dedicó al pastoreo.
Cierto día recibió la orden de parte de Dios para que ayudara a liberar a su pueblo de tal esclavitud.
Se presentó, entonces, ante el faraón para pedir la liberación de
su pueblo, pero ante la negativa del gobernante, Dios castigó a
Egipto con infinidad de plagas. Finalmente, después de la muerte
de los primogénitos de los egipcios, ordenada por Dios, el faraón
autorizó la salida del pueblo de Israel de sus dominios.